Historia personal de supervivencia en Kioto.
Era una situación cuasi extrema. Tenía que cumplir toda una ruta de puntos de interés en mi último día en Kioto ¿Qué podía hacer para conseguir llegar a todos los puntos y no morirme de hambre en el proceso? ¿La clave? Una ruta y las tiendas de conveniencia.

El Pabellón Dorado
Os presento una historia personal. Vacaciones en Japón. Después de pasar 2 días entre Osaka y Kioto, tenía que ver casi todos los puntos claves de esta última ciudad en el mismo día. Tenía el bono de transporte JR Pass, así que no me incluía el metro. Sabía que me esperaba una interesante caminata por delante. Pero no era eso lo más preocupante. Lo que me preocupaba más era si podría llegar a tiempo a todos los puntos, teniendo en cuenta que, en Japón, casi todos los templos cierran a las 17:00. No tardé en darme cuenta que no podría pararme a comer. Por suerte tampoco tardé en darme cuenta de cuanto servicio me darían las tiendas de conveniencia (konbini), de cara al sustento necesario. Es cierto que podría haber cogido el autobus… pero soy así de burro, la verdad.
Una ruta de locos
Visita al castillo Fushimi Momoyama
He de decir de entrada que, visto a día de hoy, no fue la mejor ruta posible. 2 días antes había estado en la parte noroeste de Kioto, porque quería ver la zona de Arashiyama. Allí encontramos un parque con monos, el bosque de bambú y el rio Katsura. Lo recomiendo ¿ A quién no le gustan los monos? Fuera de eso… Es una zona muy bonita con muy buenas vistas de la ciudad y la naturaleza.
Volviendo al presente. A primera hora de la mañana, cerca de las 9:00, fui a ver el Castillo de Fushimi Momoyama. Me bajé en la estación de JR Fujinomori. Está en una zona residencial muy tranquila. Siendo domingo por la mañana, más tranquila aun. El castillo está rodeado de una zona de parque. No se podía visitar y a pesar de que es un castillo realmente vistoso, no había ningún turista en la zona. Así que volví a retomar el camino para ver cosas más destacadas. No es que sea una pérdida de tiempo. Es un sitio que merece la pena ver. Pero si vas apurado, es un sitio que te puede desviar mucho de la zona más turística…
Importante: El único comercio que vi en todo la zona, cómo no, fue un 7-Eleven. Mi primera parada para comprar algo de bollería y usar los baños.
Kioto cuenta con más de 1.650 templos budistas, más de 400 santuarios sintoístas, dos vastos complejos imperiales, 20 por ciento de los tesoros nacionales de Japón, 15 por ciento de las propiedades culturales importantes de Japón, 24 museos, jardines y 37 universidades y colegios. Varios templos y santuarios han sido designados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El monte Fusimi Inari-taisha

Escalera con torii en el monte Inari
El Monte Inari es digno de ver. Al salir del metro ya ves la entrada a un recinto de templos. Dos estatuas de zorros a cada lado. Mucha y mucha gente allí reunida. Especialmente destacaría la presencia de estudiantes jóvenes de instituto, la mayoría de ellos con sus correspondientes uniformes escolares, a pesar de ser domingo. Camisa y pantalón para ellos, el clásico look marinero para ellas. Conforme fui avanzando por el lugar ya vi que donde se acumulaba más gente era en las zonas para pedir deseos o bendiciones. Es algo muy tradicional de la tradición sintoísta, dar una ofrenda, monedas normalmente, y pedir algún tipo de ayuda o protección. En realidad la mayoría de jóvenes se quedaron en esas zonas, por lo que la subida al monte pronto se fue desprendiendo del gentío. Daba la sensación que gran parte de los que seguíamos subiendo éramos los turistas.
La montaña tiene un paseo escalonado impresionante, a la par que exigente, que conduce a su cima. Merece mucho la pena. Los arcos representan la entrada en el mundo de lo sagrado para los sintoístas. En concreto, estos torii fueron donados por hombres de negocios ya que Inari, a pesar de ser la deidad del arroz, se considera el patrón de los negocios y actividades comerciales. Su cima nos recompensará con una bonita panorámica de la ciudad de Kioto. Una vez hecha la cima, en el descenso se puede ver una transición de la parte sintoísta a otra budista. Fue al abandonar el monte y dirigirme al próximo destino cuando, lógicamente acalorado y hambriento, decidí parar en el siguiente 7- Eleven que encontré.
7-Eleven salvador
Allí vi las bebidas energéticas que suelen tener en la primera estantería al entrar. Una de ellas tenia contenía el texto “proporciona la energía de una bola de arroz”… Claro… Pero estando en una convinience store ¿Por qué conformarse con un sucedáneo cuando puedo conseguir una autentica bola de arroz? Las onigiri de un 7-Eleven son una fantástica opción energética, buena y comleta. El en el que cogí el arroz era amarillo como el que se ve algunas veces en platos de arroz 3 delicias.

Carbohidratos equivalentes a una bola de arroz
Camino a Kiyomizu-Dera
Iba avanzando el día y el calor iba en aumento. Se podían ver a mujeres japonesas cubriéndose del sol. En ocasiones llevaban manga larga aún con la elevada temperatura de mediados del mes de Mayo.
Del camino a Kiyomizu-Dera destacaría la subida que lleva al mismo. Es el primer encuentro que tuve con un Kioto más tradicional en el estilo de sus casas y sus comercios. También fue la primera zona por la que empecé a ver a alguna japonesa con el tradicional yukata, lo que muchas veces hemos llamado erróneamente kimonos.
Esta fue la zona donde menos necesite konbinis. Como zona tradicional y turística, podrías encontrar muchas cosas para comer en puestos callejeros. Desde el helado (raspado con sirope) a bolas de arroz frito.
Algo que he de destacar de Kioto no es solo la belleza de sus templos o calles. También la frondosidad de sus bosques. Los paisajes son espectaculares.
Del Pabellón de Plata al Pabellón Dorado
Después de mi visita al Pabellón de Plata (Ginkakuji), me encontré que mi siguiente punto estaba a una distancia considerable. A pesar de ser una caminata de hora y media, que eran sobre las 2 de la tarde, y el cansancio acumulado, decidí emprender ese camino. Siempre me ha gustado andar, y más por una ciudad nueva. Para mi es importante tener una visión de cómo son las calles y el ambiente de la ciudad, no sólo ver el punto turístico diseñado ya para ser enseñado. Ver un poco como es lo demás donde la gente pasa su día a día.
Hora y media de camino implicaban ir a paso ligero.
Si os podéis poner en mi lugar, pensad en cómo pasar una mañana larga ya, entera, fuera de casa, hotel, apartamento, etc. Y sin provisiones porque sinceramente no hacen falta. Insisto que es en esas circunstancias donde aprecias la existencia de los konbinis. Al igual que aprecias su ausencia allí donde no están una vez vuelves a tu país…. En serio, no sabéis cuanto los añoro. Sea por comidas, por bebidas, por poder usar los aseos… Su existencia es más que conveniente, salvadora. No me olvido de las máquinas de vending, que son otro gran aliado de las excursiones urbanas.
Fue una caminata larga pero interesante. Me sorprendió ver la presencia de halcones, muchos, en la zona del rio Kamo. Pude pasar por los jardines imperiales aunque ya no me daba tiempo a entrar. Es una pena que te quede algo por ver…. aunque también es una forma de tener otro aliciente para volver a la ciudad. Recuerdo que por el camino compre una bebida de uva con aloe vera de Minute Maid y acabé llegando sobre las tres, tres y media al pabellón dorado.
Destino final Pabellón Dorado y Templo de Ryoanji

Lago en el Templo Ryoanji
Tengo que decir que el Kinkaku-ji o Pabellón Dorado me gustó mucho. Aunque también tengo que decir que fue bastante rápido porque tenía que llegar a Ryoanji sobre las 4 y poco para poder entrar. Es un gran jardín con un bonito estanque interior donde se encuentra el susodicho pabellón. Es una vista muy llamativa.
La siguiente parada fue el Templo Ryoanji. Es un lugar famoso por su jardín de piedras Zen. No se sabe su significado o propósito pero sí que es algo q fascina a sus visitantes. Pude ver mucha gente reunida para contemplarlo, de ejecutivos trajeados a turistas. El recinto en sí tiene un lago con nenúfares muy cuidado. Como la mayoría de templos cerraban a las 17:00, así que llegué justo de tiempo (a las 16:20).
Visto esto solo me quedo localizar la estación de tren más cercana (Hanazono Station) para poder volver al apartamento ¡Por fin! Google maps me llevo por rutas un tanto curiosas pero aun así acabé llegando….

Para GoogleMaps esto es un camino viable…
Tal paliza no habría sido posible sin las antes mencionadas konbinis. Es cierto que lo que más vi son 7-Eleven, en este caso, pero cualquiera de las compañías más representativas ofrecen los mismos servicios. Family Mart o Lawson.
https://t.co/8t5s1isbV5 Comparativa de las 3 grandes cadenas de tienda de coveniencia en Japón.
— Jordi Julbe Labrador (@jordijulbebcn) March 11, 2017
Me quedó mucho por ver en Kioto, los jardines imperiales, el castillo Nijo (pero sobretodo la sede de NINTENDO ¿Cómo me pude perder eso?) ¡Espero poder volver algún día y también poder contarlo! Lo que tengo claro es que todo es mucho más fácil con un establecimiento a tu disposición para cubrir tus necesidades básicas. Eso es lo que nos dan las Konbini a los visitantes, y yo se lo agradezco.
Si tenéis cualquier comentario, duda o sugerencia, estoy a vuestra disposición.
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